«Branding» es otra de esas palabras anglosajonas que se han introducido en el mundo de las empresas y emprendedores, y que se ha usado como comodín para hablar de identidad visual, de marca o de logotipo.

Quizás el problema está en que no tiene traducción directa al español. En cuanto a su significado, el branding es el proceso que se encarga de la construcción de mensajes sólidos y coherentes, tanto tangibles como intangibles, y viene a significar algo así como «creación y gestión de marcas». 

Aunque es la definición más común, creemos que no es la que mejor refleja la esencia del término. El branding no sólo crea, sino que además dota de personalidad a la marca, haciéndola más cercana, real y humana. 

Los cuatro pilares del Branding

Si estás pensando en trabajar tu marca y dar rienda suelta a tu creatividad usando una estrategia de branding, debes tener en cuenta los siguientes cuatro puntos:

Identidad verbal: Aquí entra el nombre, el tagline, el slogan y aquellas frases o palabras clave que se vayan a usar en la comunicación. 

Tono de voz: Esta es la personalidad de la marca. Cómo habla, cómo se relaciona o qué le gusta, son algunos de los puntos que se analizan con el fin de construir la voz, el tono y el estilo. 

Identidad visual: Esta es la parte que todo el mundo conoce y que identifica con el logotipo, pero es mucho más: colores, texturas, tipografías, fotografías, logotipo, imagotipo, símbolos, patrones, packaging y todo aquello que pueda ser percibido a través del sentido de la vista. 

Posicionamiento: Es el lugar que la marca ocupa en la mente del consumidor. Imagínalo como un ranking y piensa en qué puesto está tu marca frente a la competencia. 

Estos cuatro puntos son los principales emisores de mensajes de la marca.

Si ya has leído el post anterior, sabes que la marca es lo que los demás piensan de ti, y que este pensamiento se construye a través de los mensajes o acciones que haces en su nombre. 

Puede que hayas trabajado la Identidad Visual y sin darte cuenta hayas descuidado el tono, la identidad verbal y el posicionamiento. El mensaje que envías puede que esté fragmentado y para tu cliente será difícil interpretarlo correctamente. 

La coherencia entre todas las partes es clave, hará que tu mensaje llegue más claro a tus clientes y será más fácil para ellos reconocerte, recordarte y comprarte. 

¡Dale caña al branding!.

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