Muchas de nuestros primeros contactos con clientes para trabajar en su marca empiezan con una frase:
“¿Ustedes hacen logos? Yo quiero uno guapo y que llame la atención para lo mío. Ustedes saben de eso”.
Y nuestra respuesta siempre ha sido la misma:
“¡Claro que hacemos logotipos! pero no sirven para nada”.
Aunque nadie lo ha expresado verbalmente, por sus caras sabemos que le hemos soltado una bomba y que debemos explicarnos: El logotipo es sólo una parte de la identidad visual, lo que realmente reporta beneficios de manera directa a un negocio es la marca.
Cuando hablamos de una marca, lo más habitual es pensar en la parte visual de la misma, pero es mucho más que eso. Éstas están formadas por todos los recuerdos que despierta una empresa en la mente de su cliente y si sólo nos quedamos con la parte física o visual, tendremos menos herramientas para permanecer en la memoria de nuestros clientes.
Por lo tanto, todas las acciones que haces en nombre tu negocio y que pueden ser percibidas por cualquiera de los sentidos, ya sean olores, el tacto de una sábana, la forma de responder al teléfono, las texturas o colores, actúan como las piezas de un puzzle que se van uniendo en la mente de tu cliente para configurar así una imagen completa de tu negocio. Esa es la marca.
Aunque no lo creas, tú ya tienes una. El problema es que si no la has trabajado de manera correcta, puede que los mensajes que envíes no sean los más adecuados. Esto se traduce en clientes no deseados, dificultad para generar beneficios y tener la sensación de que hagas lo que hagas, la cosa no mejora.
Si tienes dudas sobre si envías los mensajes correctos o no, responde a éstas preguntas:
¿Se quejan tus clientes sobre tus precios y a menudo cuando les dices lo que cuesta simplemente rechazan tu propuesta o se hace el silencio?
¿Son estos clientes los que te gustaría tener?
¿Crees que mereces otro tipo de cliente pero no sabes cómo llegar a ellos?
¿Crees que la única manera de subsistir es bajando el precio?
Si has respondido que sí a todas estas preguntas tienes un problema con la percepción del valor de tu producto. Pero no hay drama, esto se soluciona trabajando la marca y para ello la mejor estrategia es el branding.
En el próximo post te contamos qué es eso del branding y cómo puede ayudarte.