Creo que siempre supe que yo quería ser mi propia jefa. Pero eso no pasó hasta que cumplí los 28 años. 

Antes de eso, pasé por una carrera, un máster, más de 30 cursos de formación especializada y 4 trabajos que nada tienen que ver con lo que hago ahora, sin embargo, ahora puedo decir que fueron mi mejor experiencia de aprendizaje. 

Durante esos años de trabajos no deseados, pero muy necesarios, veía muy claros los errores que cometían las empresas para las que trabajaba y me encantaba analizarlos a fondo con el objetivo de aprender lo suficiente como para no cometerlos yo en el futuro. 

Eso me ayudó a no cometer los mismos errores que ellos, pero no me libró de cometer los míos propios. 

Lo que aprendí de todas las veces que me estampé contra muros, te lo cuento aquí abajo. 

4 cosas que aprendí al emprender

Tendrás la mente abierta sobre todas las cosas

Cuando llevas tiempo queriendo lanzar tu proyecto, en tu caso es probable que se trate de un hotel, casa rural o quizás una bodega, es muy habitual dedicar mucho tiempo a construir tu negocio en la cabeza, pero cuando lo llevas a la realidad… ¡ZAS! no tiene nada que ver lo que tu habías imaginado con lo que estás viviendo. 

Esto ocurre porque aunque somos especialistas en nuestro campo, la mayoría de las veces no tenemos ni idea de gestión empresarial.

Aceptar donde están nuestros límites es una fortaleza, nunca una debilidad. Si sabemos hasta dónde podemos llegar con nuestros conocimientos, sabremos cuándo pedir ayuda a un profesional. 

Preocúpate siempre por encontrar a un buen gestor y asesor que te ayude con tus finanzas, temas legales y financiación; también cuenta con el asesoramiento de profesionales especializados en tu sector para desarrollar tu marca. 

Nunca dejarás que el miedo te paralice

¿Y si no tengo clientes? ¿Y si soy una estafa? ¿Y si no me encuentran? ¿Y si mi competencia es mejor? ¿Y si apagamos todos estos pensamientos chungos y nos ponemos a trabajar? 

El miedo es una de nuestras emociones básicas, está muy conectado con nuestro instinto y lo más importante, el miedo se aprende. Aunque sirve para mantenernos vivos, sino lo mantenemos a raya puede paralizarnos. 

Lo bueno de saber esto, es que al igual que se aprende se desaprende. Práctica la reflexión, busca el origen de tus miedos y ponle solución. Cuando lo tengas a raya es probable que aparezca a otro distinto, pero ya sabrás cómo neutralizarlo. 

Tendrás un maldito plan aunque para hacerlo tengas que ver 4 videos de Youtube y leer 10 blogs diferentes

En serio, esto es básico. 

Tiene mucho que ver mucho con el primer punto pero es algo que puedes iniciar antes de contar con ayuda profesional, por lo menos así bajarás tus ideas del cielo a la tierra y podrás aportar realismo a tu proyecto. 

¿Por qué es importante? Pues porque así no te flipas. 

Veo a diario como personas hacen grandes inversiones en páginas web sin pensar antes en su modelo de negocio, de ingresos o en quién es su cliente. 

Para que lo entiendas, es como si vas al médico y éste te da la receta sin saber cuáles son tus síntomas y cuál es el diagnóstico. ¿Una locura, no?, pues es exactamente lo mismo. 

Escribe en un papel tu idea de negocio y léela en voz alta. Si no te parece una locura, continúa. 

Piensa en cómo vas a generar ingresos, cuáles serían tus costes mensuales, los fijos y los variables, haz una previsión de sueldo y de verdad, aprende la diferencia entre beneficio y sueldo. Es mejor que la aprendas tú a qué te lo explique hacienda. 

Si después de hacer todo esto, vuelves a leer y te sigue pareciendo coherente, adelante busca ayuda y dale caña a esa idea. 

Si por el contrario, hay cosas que chirrían revisa y busca ayuda para que no cometas errores graves.

Si es tu pasión, haz todo lo posible por no perder la ilusión

Ha habido momentos tan crudos que me he planteado ser cocinera. Montar una tasquita pequeña que abra solo por la tarde y hacer tapitas en platos bonitos. Y en serio, me llegó a parecer buena idea. 

Eso ocurrió porque no tenía un plan, no estaba enfocada y dejé que el miedo decidiera por mí. 

Mi pasión es la mentoría, me encanta ayudar a pequeños hoteles, casas rurales, bodegas y empresas de experiencias en el destino, porque creo que ayudando a toda esa gente puedo contribuir en la mejora de la vida local. Pasaron casi tres años hasta que me di cuenta de que esa era mi pasión y hice todo lo que tenía que hacer para llegar hasta Endémica. 

Si tienes clara tu pasión, tienes la obligación de hacer lo mismo. Acepta tus límites, busca la ayuda de profesionales, no tengas miedo, ten un maldito plan y vive de tu pasión. 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *